El trail es indie

Si Maratón del Meridiano fuera música, posiblemente nunca sonaría en los 40 Principales. A lo sumo, ocuparía el hueco que Virginia Díaz buscaría seguramente en 180 grados o Fernando Flores en Siglo XXI. Porque Maratón del Meridiano, y en general el trail, comparte con los artistas que se pueden escuchar en esa programación mucho más de lo que podría parecer.

Muchas experiencias de trail han sabido evolucionar alejadas de los grandes canales de difusión y mantener la autonomía para redireccionar su rumbo hacia los intereses de sus verdaderos propietarios: las personas que coinciden en un lugar de salida para adentrarse en caminos y montañas. Ese fue el origen, y a partir de ahí todo ha sido crecimiento que ha extendido las oportunidades de, durante horas, sentirse al margen de algo de lo que hemos rehuido todos los que hemos encontrado en la montaña un lugar en el que estar. La montaña y el trail ha sido un refugio secreto para quien lo ha descubierto.
Los Fernando González, Basilio, Gobitus, Ainhoa, David o Gerard han sido nuestros Vetusta Morla, Viva Suecia, Lory Meyers o Sidonie, y gestaron ideas alejadas del mainstream más comercial. Y esa ha sido la gran belleza de la evolución del trail, haber llegado hasta este lugar reinventándose a sí mismo sin perder de vista su origen y su principal protagonista. Todo surgió de la montaña, no de centros de negocio. La pasión, el entusiasmo y el aprendizaje de errores marcaron los primeros pasos de grandes proyectos que hoy podemos compartir. Y por suerte, quienes gestaron esas ideas, quisieron seguir avanzando.

Luego vinieron las marcas, las instituciones, las empresas. Y cualquier intento de desplazar el centro de interés hacia un lugar erróneo, recibiría la crítica artística más implacable, la de su principal protagonista, el participante, cuyo juicio siempre será el que dicte la dirección a tomar.

Maratón del Meridiano es un hoy un producto casi mágico que, como muchos artistas que no entran en circuitos comerciales, perdura contra todo pronóstico. Un disco de vinilo producido en un pequeño pueblo de una pequeña isla, y que, llevando la autogestión hasta el extremo, ha unido sus manos con las de quienes entendieron la norma no escrita del trail: no somos mainstream, porque no queremos ser mainstream, porque no necesitamos alejarnos del origen. Y eso, a lo mejor, llama la atención del mainstream.

El trail sin lentejuelas contiene mucha belleza. Nuestra banda sonora seguirá sin sonar en Cadena Dial, pero será nuestra banda sonora, la que han compuesto miles de personas que nos han traído hasta aquí y que ha reunido las mejores armonías en esta hermosa partitura.